UNA HORRIBLE PERO GENIAL CASUALIDAD. Capítulo 17.

4:45

La historia de Ángela.

Esa mañana de verano había sido bastante tranquila. Le tocaba estar toda la mañana sola: Sus padres trabajaban y  Nico se había quedado a dormir en casa de su mejor amigo. Faltaban ya dos días para que el instituto comenzase.

    Decidió ir a desayunar. Abrió el mueble de la esquina de la cocina, sacó los cereales y los bañó en leche. Al instante, su móvil comenzó a sonar. Era Camila.
-¿Si?
-¿Vienes al parque acuático?
-¿Cuándo?
-Esta tarde. Venga, verás que bien lo pasamos.
-De acuerdo.
-Perfecto. A las cinco en la puerta de mi casa. ¡No olvides el biquini!
-Tranquila, intentaré no aparecer con un traje de gala.-Bromeó Ángela.
  
   De inmediato subió a su habitación y buscó su mochila rosa. Sacó la caja de los biquinis y de ella extrajo un bonito biquini verde.
  Llegaron las cinco y todas las amigas de Ángela estaban allí: Danny, Camila, Estrella, Meryl, Beth y Valeria. Valeria era nueva en el grupo. La conocieron en un intercambio del instituto y desde ese momento el grupo era inseparable de Valeria.
-¿Listas?- Dijo Camila.
Tardaron unos treinta minutos en llegar al Parque Acuático. Entraron y subieron unos escalones, que conducían hacia un gran césped lleno de hamacas y sombrillas. Se situaron en dos sombrillas que estaban juntas, cerca de la piscina y cogieron una hamaca para cada uno.
  Se bañaron en la piscina, fueron a los toboganes acuáticos…
-¿Merendamos?- Propuso Danny.
-¡Oh, yo quiero un gofre!- Dijo Valeria.
-¡Sí buena idea Valeria! Tomaremos todos un gofre.-Dijo Danny.

   Se dirigieron hacia una terraza llena de mesas y sillas de plástico. No había mucha gente, asique les atendieron al instante.
En unos diez minutos, la camarera les trajo gofres de distintos sabores: de chocolate y nata para Estrella, caramelo para Meryl, sirope de fresa para Valeria, leche condensada para Ángela, chocolate y nueces para Danny y  helado para Camila.

   Estaba siendo un día de lo más divertido. El sol brillaba, el agua estaba excelente y el ambiente era buenísimo.
-Voy a dar un paseo, necesito mover las piernas.-Dijo Ángela.

   Poco a poco se alejó de la zona de las sombrillas y se acercaba a los columpios de los niños pequeños. Los contempló un ratito. Recordaba cuando ella era pequeña y jugaba sin preocupaciones ni problemas. Cuando no conocía a nadie que le hubiese robado el corazón. Sin nada de eso, solo su imaginación, las muñecas y la diversión.

  Ángela siguió con su paseo, atravesó un pasillo que conducía a los baños, torció una esquina y…
-¡AH!
-¡AH!
Mierda. La última persona a la que quería ver. Tupé rizado, ojos color miel, sonrisa de ensueño… No había cambiado nada. Ambos se quedaron boquiabiertos cuando se reencontraron.
-¿Ángela?- Dijo Bradley.
Ángela siguió avanzando, sin decirle ni una palabra.
-¡Espera! ¡Ángela! Por favor…-Corrió hasta ella y le agarró del brazo. Aunque la chica consiguió soltarse y seguir andando a paso ligero.- Por favor Ángela, no me ignores. Sé que lo has pasado mal…AMBOS LO HEMOS PASADO MAL…
-¡Bradley déjame!
-No te voy a dejar. ¿¡Tan difícil es de entender!? Tú eres mi vida. Ángela te quiero y querré hasta el fin del mundo.
Ángela se paró en seco y se giró. Se acercó a Bradley.
-NO-TE-ACERQUES-A-MÍ.-Advirtió la chica del pelo castaño.-Te dije que no quería saber nada de ti.
-YA TE DIJE QUE ME EQUIVOQUÉ. NO QUERÍA QUE PASARA ENTRE NOSOTROS. ¿¡TAN DIFÍCIL ES DE EXPLICAR!?-Decía histérico Bradley.
-¿Te repito que me hiciste mucho daño? ¿¡TE LO REPITO!? ¿¡TE ENTRA EN ESA MALDITA CABEZA!?
-¡Eh! Tranquilízate.
-¡NO ME TRANQUILIZO BRADLEY! Sé que seré una pesada pero estoy harta. ¿Harta de qué? De ti-Le señalaba con el dedo a él. Mientras, el chico soltaba una tímida sonrisa de ensueño.- No te rías porque no me hace gracia. Eres un falso, un aprovechado y un gilipollas. No me mereces, ni mereces que ninguna chica se acerque a ti porque…
Y Bradley le plantó un beso. Un besó robado. Un beso inesperado y, un beso cariñoso. Sus labios se separaron de los de Ángela, que no daba crédito a lo que había pasado.
-¡Lo sabía! Te sigo gustando. No te has separado de mí y no me has pegado. Creo que alguien está loquita por mí.
Ángela se limitó a subir su dedo corazón y a continuar con su paseo. Estaba enfadada, histérica. Tenía unas ganas enormes de pegarle a ese gilipollas. Por ella esos rizos que salían de su cabeza se los hubiese cortado.
“Será imbécil. Debería de haberle pegado una bofetada. Se cree que me sigue gustando y no es así. ¿Pero quién se cree que es? Ojalá no lo hubiese conocido.”

   Volvió a la zona donde estaban las hamacas. Sus amigas se estaban dando un baño.
-¡Ángela aquí! ¡Vamos báñate!- Gritaba Meryl.
-Está bien.-Dijo Ángela.
Se acercó al bordillo, miró al horizonte, cerró los ojos y…
-AL AGUA.
Alguien la tiró a la piscina. Salió a la superficie y ante sus ojos estaba Bradley otra vez.
-¿Está buena? Un poco fría ¿no?- Dijo Bradley. Al momento se tiró a la piscina y apareció ante sus ojos.
Ángela lo miraba muy seriamente. Estaba realmente enfadada. Miró a sus amigas, que estaban sorprendidas de quien estaba delante de ellas. Ángela estaba avergonzada. ¡¿Por qué tenía que estar él allí?!
-Sigues estando igual de guapa que antes. Eres un ángel bajado del cielo.- Le susurró Bradley al oído.
¿Pero qué cree que está haciendo?

   Las chicas, Danny y ella salieron de la piscina al ratito. Ángela había estado lejos de sus amigas en la piscina por la presencia de Bradley, que estuvo dándole la tabarra un rato. Ángela no articulaba palabra alguna.

   La pandilla se sentó en las hamacas. Las preguntas sobre Bradley por parte de sus amigas se le venían encima a Ángela. Mientras, Bradley se divertía con unos amigos en la piscina. De vez en cuando se giraba, y le dedicaba su típica sonrisa.

A las ocho y media, el grupo se dirigió hacia donde paraba el bus que los llevaba a sus casas. Ángela se giró un momento para contemplar la piscina, que ya no la vería hasta el año que viene. A lo lejos, Bradley y sus amigos metían en el maletero del coche donde iban sus mochilas. El chico de pelo rizado le mandó un guiño, lo que hizo que a la chica se le viniese la timidez encima y se girase hacia sus amigas.

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