La historia de Camila.

'Nada' de Dvicio sonaba en la radio que Camila había puesto en la sala de estar. Se encontraba un poco mal esa tarde y su mejor plan para el día anterior a la entrada dd clase fue ver sus fotos antiguas mientras escuchaba el nuevo disco que sus padres le habían regalado: "Justo ahora". Sus amigas venían de camino, ya que salir por el pueblo no le apetecía mucho y ellas decidieron ir a visitarla. Después de unas horas de charla y pizza, Cami decidió ir a la heladería con sus amigas. Era el último día que estaba abierta y no podía despedirse sin probar esa granizada de mojito tan rica.
Allí estaban, Frank, Danny, Meryl, Ángela... y Finn. Sí, Finn. Ella tampoco se lo creía. En todo el verano no había dado señales de vida y hasta se habìa concienciado de que no volvería a salir con ellos.
"¿Estaba mirándome todo el rato? ¡Sí lo hacía! No... seguro que eran imaginaciones mias..." fueron sus últimos pensamientos antes de irse a dormir.

Al siguiente día comenzaba el instituto. Camila iba muy feliz, demasiado, tanto que sus amigas no se lo explicaban, ¿cómo se puede ser tan feliz sabiendo que nos espera un año amargadas? Ni siquiera ella lo sabía...bueno sí: ver a Finn.

Estando en clase Ángela llamó a Cami dándole con la palma de la mano en la espalda suavemente.
-¿Qué?
-Recuérdame que te diga una cosa... bueno, te la digo ya. Ayer, cuando yo estaba al lado de Finn hablando con él (bueno intentándolo), tú ibas al lado hablando con Meryl, ¿no?
-Sí
-Pues se pasó todo el rato mirándote ¡era como hablar con la pared!

A Camila le encantó esa noticia... no tan noticia. Ella se había dado cuenta de esas miradas. Siempre que están juntos no para de mirarla, incluso en clase solo se giraba hacia el sitio de Camila... pero sin embargo no quiere salir con ella. Quería conocerla poco a poco, sí, pero no se notaba, y eso es lo que más le dolía a Camila. Pero no podía hacer nada... ¿o sí? Sí, dejar que pase lo que tenga que pasar.