UNA HORRIBLE PERO GENIAL CASUALIDAD. Capítulo 25.

14:53

La historia de Meryl.


Se habían acabado las miradas perdidas en la oscuridad de la noche mientras la fresca brisa acariciaba su cara, unas veces de forma lenta y cautelosa, otras veces con la furia del suave viento. Se habían acabado esas horas desesperadamente placenteras sin tener nada que hacer. Como ya sabíamos, había empezado el curso.
Meryl no pasaba por su mejor momento. Aquellos días se estaban haciendo terriblemente agotadores,de nuevo ese peso en la cabeza que no dejaba ver las cosas con claridad,el mismo giro de su mente que se convertía en el mismo bucle de siempre. Sus pensamientos habían caído en un remolino que arrasaba con todo, se había convertido en una fuerza invisible que sin siquiera ver podría desmoronarla en cualquier momento.

Uno, dos, tres..contaba la chica cada paso que daba al caminar. No le quedaba tinta para al bolígrafo azul que solía utilizar en clase, con lo cual esa tarde decidió ir a comprarla, ya que estaba hasta arriba de deberes pero no tendría que estudiar ninguna asignatura hasta mañana.

A la derecha, izquierda y solo le quedaría el parque para llegar a su casa. Hecho una ojeada y algo le causo impresión. A lo lejos,en un viejo banco de madera oscura vió a aquel chico de mirada gris que le había quitado el sueño alguna que otra noche.Tenía los codos apoyados en sus rodillas y su cabeza hundida entre ellas con las manos pegadas a su nuca. Sintió que algo la recorría sin reparo,sin ningún miramiento,era como si la electricidad se hubiera adueñado de su cuerpo durante unas milésimas de segundo. Fue cuando esta decidió acercarse, no supo en que momento se le fue la cabeza exactamente pero siguió caminando. Algo le atraía a acercarse a el, aún viéndolo tan sumiso y vulnerable....de hecho, creyó entonces que había encontrado la razón.

Meryl se sentó  y suspiro para que al menos esta vez no hubiera que hablarle directamente. El chico entonces levanto la cabeza y la miro, primero a los ojos,luego lentamente de arriba a abajo.

-Agradezco que seas de ese tipo de personas, pero no necesito tus servicios-dijo el chico con un tono que a Meryl no le agrado demasiado.
Y sin decir nada la chica se levanto molesta maldiciéndose por ser tan estúpida..pero antes de que pudiera dar un paso más noto como una de las manos del chico rodeaba su muñeca. Ese simple gesto, rudo pero a la vez tan cálido basto para que la chica se volviese a sentar.
-Pensé que tal gilipollez no te afectaría-siguió comentando el chico.
-Parecías tan..indefenso-decía Meryl esta vez mirándolo a los ojos.
Solo fue esa mirada que desconcertó al muchacho por unos segundos,luego rió con ironía.
-Quizás las personas nunca seamos lo que aparentamos ser, o nunca aparentemos lo que realmente queremos ser...o simplemente seamos realmente estúpidas y no sepamos ni que queremos ser, ni que queremos aparentar ser.
-Das clases particulares de filosofía ahora?-decía la chica intentando bromear.
-Ojalá-contestó este con un tono de tristeza en su voz.
-¿Por qué estas aquí solo?-preguntaba Meryl de repente.
-¿Por qué estás aquí con un desconocido que podría ser alguien peligroso?-decía el chico con una pícara sonrisa dibujada en sus labios.
-Porque no eres un desconocido y sé que no me harías daño-contestó la chica con total tranquilidad.
-No estaría tan seguro de ello si fuera tú-decía el chico.
-¿Por qué..?-intentó preguntar Meryl antes de notar como los brazos de este iban deslizándose por su piel hasta rodearla y estrecharla contra su pecho mientras apoyaba su cabeza en el hombro de la chica con delicadeza.
-Sigues creyendo que no soy tan peligroso?-decía este mientras mientras Meryl cerraba los ojos y notaba como el aliento del chico acariciaba su oreja, y sus labios imitaban el gesto antes de separarse.
-Si..-dijo la chica contestando con las pocas defensas que aquel chico le había dejado.

Pero cuando abrió los ojos aquel ya caminaba hacia la salida del parque.
-adiós,Meryl-dijo el chico recalcando su nombre de una forma casi embaucadora.-Nos vemos pronto.

Así es como la chica se quedo sola en aquel viejo banco de madera oscura,con el corazón desbocado y el cálido abrazo latiendo aún en su piel mientras bajo la palma de su mano todavía seguía sosteniendo la bolsita de tinta azul.

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